Por: Ricardo M. Pilón A.
Gran distinción existe entre lo que se comenta y lo que se experimenta en lo que atañe a las "tradiciones". Para la mayoría de los mexicanos el "Día de Muertos" es un día para celebrar a quienes han dejado esta tierra para siempre... seres queridos, seres a los cuales merecen ser recordados. Independientemente de todo ese arraigo y sincretismo cristiano, la esencia de nuestros abuelos, de ofrendar y recordar a nuestros muertos, permanece en su pureza...
Conservar nuestras tradiciones es un aspecto al cual hay que atender con toda seriedad. Porque muchas veces aquello resulta ser objeto de negocio y lucro, y en el que descaradamente pone de relieve la distinición social de clases... Cierto es que llama la atención ver una ofrenda tan ostentosa en elementos que gente pobre bien podrían decir que "hasta en la muerte hay ricos y pobres"... Pero como bien dice la canción:
"La muerte no enseña el cobre, tampoco hace distinciones
lo mismo se lleva al pobre, que al rico con sus millones
uno va en estuche de oro y el otro en puros calzones
pero pasadito el tiempo quedan igual de pelones" (1)
Nuestra experiencia en aquel día de muertos del 2009 en San Juan Tlilhuacan ha dejado marcado una experiencia fuera de lo común. Los elementos presentados en aquella ofrenda recoge aquellos elementos propios del Mexico Antiguo y culturas aledañas. Mantas, verduras y flores tradicionales y de temporada, representaciones en piedra, barro y papel, y aspectos simbólicos del mundo "pre-cuauhtémico". En esa ofrenda se recordaba a los muertos de todo el continente de Anahuac, de ahí su dimensión (15 mtrs.) que va desde los hermanos del Norte, hasta los hermanos del Sur... Ha llamdo la atencion la importancia de su ubicación respectivamente de los cuatro rumbos (2): Tlahuiztlampan, Cihuatlampan, Mictlampan y Huiztlampan; que representan al Este, Oeste, Norte y Sur.
En este aspecto hay una gran y marcada diferencia sobre aquellas ofrendas "ordinarias" que pueden ser puestas sobre cualquier lugar... Lo importante de una ofrenda precuauhtémica es que ésta se pone en el piso y no en mesas o altares. Además, la ofrenda no es exclusiva del día de muertos, sino una costumbre "diaria" del antiguo mexicano... El Tlamanaliztli, dice una fuente (3), se hacían "con alimentos y con mantas" (tlalqualtica ioan tilmatica) y las jovenes doncellas, por costumbre, ponianla a diario en las distintas representaciones de los templos.
El sincretismo occidental a agregado algunas variantes conforme a su contexto y eso ha generado que se pierda la objetividad y razón de ser del "ofrendar"... Pero como bien dijimos anteriormente, la esencia perdura. Muchas veces es necesario tener conocimiento de aquello considerado "tradición" y no para dar una explicación cientifica o humanistica; sino para comprender un rasgo cultural que habla de nuestra propia identidad...
Involucrarce en un ambiente totalmente distinto a lo ordinario, es un aspecto que enseña y genera la "costumbre" que forja una identidad. Esto último dificilmente puede ser explicado, ya que no se trata de encontrar una lógica para encontrar un sentido de ser.
Ante la contemplación y admiración que genera aquello que esta fuera de lo ordinario, el primer sentimiento que genera es el respeto, seguido de la curiosidad y por ultimo el deseo de "saber"...
Desde ese día se confirmo nuestra verdadera misión: intruir a nuestros hermanos en su cultura. Pero para ello hay que hacer todo un trabajo de investigación y difusión, pero sobre todo "ajustarlo" a nuestro tiempo actual. El aspecto lúidico de nuestra ofrena se vió reforzada con otros elementos ya preexistentes como la sahumación, la recitación de poemas en lengua materna y en español en se contexto antiguo, y ahora con un agregado hasta entonces olvidado: la música con instrumentos tradicionales y el canto en náhuatl...
Creemos sin duda que ese gesto festivo, cuyo aspecto se sustenta en la música y el canto, enoblece y eleva la esencia de su manifestación cultural. Esto es algo importante para comprender ese factor: el antiguo mexicano desenvolvía sus creencias y costumbres en un todo conjugado de lo artístico.
Al son de teponaztle (4), tlapitzalli (5), huilacapitztli (6), ayachtli (7) y canto se respiro un ambiente de alegria y tranquilidad. En el día de muertos se habla, se canta, se baila con los que han muerto... los traemos al recuerdo en ese juego lúdico de la vida y la muerte. Independientemente de que se tenga creencia o no en alguna fé, es inevitable pasar por alto el recuerdo hacia aquellos que han dejado de vivir. El mexicano no se burla y juega con la muerte como muchos sustentan en sus discursos; sino muestra su mayor respeto hacia ella como un imperativo categórico de que de la vida sigue la muerte. De ahí la razón e importancia de ofrendarle con cosas de vivos ante la resiganación de lo que es inevitable. Dice aquel canto náhuatl:
nicmati niquitoa nic elnamiqui:
Maca ic nimiqui,
maca ic nopolihui.
¿In can on micohua?
¿In can on tepetihua?
In ma ca niauh...
Maca ic nimiqui,
maca ic nipolihui.
(Traducción)
"Me siento ebrio, lloro, sufro,
cuando sé, digo y recuerdo:
¡Ojalá nunca muruera yo,
ojalá jamás pereciera!
¿En dónde no hay muerte?
¿En dónde es la victoria?
Allá fuera yo...
¡Ojalá que nunca muriera yo,
ojalá que jamás pereciera!" (8)
El creer en la vida "eterna" no es propiamente cristiana o judia, sino de todas las culturas del mundo... Por eso se piensa, se medita, se pregunta entorno a la muerte: si hay un mundo eterno, si hay bienestar y alegria, si ya no hay sufrimiento... La gran pregunta sobre la muerte realmente es esa "zona del misterio", porque para saberlo hay que estar muerto... ¿y puede saberlo uno cuando esta vivo?. "Solamente una vez se vive aqui en la tierra" dice constantemente el pensamiento mexica. Y el día de muertos es uno de esos días en el que nuestros hermanos de nuestro país coinciden en recordarlo como una tradición... como un aspecto tácito de nuestra antigua identidad...
Nuestra experiencia en San Juan Tlilhuacan ha despertado aun más la necesidad de explorar nuestras raices. Y más se lleno de significado cuando la noche en diminutas luminarias se volvió mística y sagrada. Y mientras estemos con vida, estaremos al amparo del pueblo para hacerle recordar sus raices y vivir con ellas...
FOTOS DE: LEOBARDO PEÑA-INYOLCA (NOVIEMBRE 2009)
(1) Canción Popular Mexicana de Día de Muertos. (Escuchar disco "El Cancionero Popular Vol.3" con Amparo Ochoa y el Grupo Zazhil. Edt.Discos Pueblo).
(2) Los "rumbos cósmicos son: Tlahuizcalpan, "la casa donde se hará la luz", que corresponde al Este; Cihuatlampan, "lugar de las mujeres", que corresponde al Oeste; Mictlampan, "lugar de lo muerto", que corresponde al Norte; y Huitztlampan, "lugar de las espinas", que correponde al sur.
(2) Los "rumbos cósmicos son: Tlahuizcalpan, "la casa donde se hará la luz", que corresponde al Este; Cihuatlampan, "lugar de las mujeres", que corresponde al Oeste; Mictlampan, "lugar de lo muerto", que corresponde al Norte; y Huitztlampan, "lugar de las espinas", que correponde al sur.
(3) Códice Matritense del Real Palacio [fol.254 v]. Sacado del libro "Ritos, Sacerdotes y Atavios de los Dioses", pp.46-47. Edt. UNAM, México, 1958).
(4) Tronco vertical ahuecado y con dos lenguetas que se toca con dos baquetas.
(5) Flauta vertical de madera o barro
(6) Ocarina de barro con formas polimorfas o de animales
(7) Comúnmente llamada "sonaja"
(8) Garibay K., Ángel Maria. "Poesía Náhuatl: Cantares Mexicanos". Vol. II, p.137 -"Angustia ante la Muerte"- [fol. 14 v, 17-20]. Edt. UNAM, México, 2000.
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